miércoles, 9 de mayo de 2012

Beatriz Busaniche: “No dejemos que la libertad de expresión quede en una negociación entre privados”


  El Foro de Periodismo Argentino realizó el último jueves una mesa redonda compuesta por integrantes de diferentes medios y destacados referentes de las Ciencias Sociales en Argentina, que brindaron sus opiniones y visiones acerca de la libertad de expresión en la era digital. Pirámide sin invertir se hizo presente en esta reunión que tuvo la consigna: Desafíos para la libertad de expresión en internet en Argentina: Cómo pensar el futuro del debate público, el derecho a la información y el periodismo digital en el país”.

  “Hay tres áreas que son claves en lo que concierne a nuestra libertad de expresión en internet. En primer lugar, se encuentra la ciberseguridad, luego, la protección de los menores y, por último, la protección de la propiedad intelectual”, expresó Beatriz Busaniche, miembro de fundación Vía Libre y Wikimedia Argentina y docente de la UBA, que junto a Eduardo Bertoni, integrante del Centro de Estudios en Libertad de Expresión y Acceso a la Información; Mariano Blejman, periodista de Página/12 y miembro de Hacks/Hackers Buenos Aires; Martín Waserman, Analista Senior de Políticas Públicas y Asuntos Gubernamentales de Google para América Latina; y Ariel Torres, editor de la sección Tecnología del diario La Nación, integraron este panel que fue moderado por Eleonora Rabinovich, representante de la Asociación por los Derechos Civiles. Previamente al comienzo del debate entre los participantes, se presentó el Informe 2011 del Monitoreo de Libertad de Expresión de FOPEA, a cargo de Mónica Baumgratz, coordinadora del foro.
  Busaniche optó por poner el acento en la ciberseguridad, uno de los puntos que remarcó sobre el comienzo de su discurso, que luego relacionó directamente con distintas normas que se están tratando en el mundo en cuanto a este tipo de problemáticas. “Hoy hay muchas leyes aprobadas o próximas a aprobar que atentan contra la libertad de expresión en internet. Una de las más peligrosas es la Ley CISPA (Cyber Intelligence Sharing and Protection Act)”. Y, en base a lo que se refiere específicamente este proyecto legislativo norteamericano, agregó: “Esta ley, que esperemos no sea aprobada por el Senado de Estados Unidos, concede una especie de potestad a distintas empresas y organismos de seguridad de aquel país, para intervenir cualquier tipo de comunicación, particular o no, en el entorno digital. Esto podría poner en jaque la libertad de expresión mundial”.
  Más tarde, Torres utilizó su espacio de palabra para construir una mirada casi filosófica y proponer una reflexión sobre la libertad de expresión remitiéndose explícitamente a principios básicos sobre la Declaración de los Derechos Humanos. “El Derecho a la Libertad de Expresión no es un derecho “progre”, como está preestablecido en la sociedad y muchos dicen que es. Esto va más allá: es el derecho más importante de todos, ya que hablar libremente es justamente lo que nos hace humanos”. Y agregó: “Cuando alguien me dice: `Hay un exceso de libertad de expresión´, es como si ese mismo alguien me dijiese: `Hay un exceso a la vida; tal o cual persona está viviendo de más´. No hay diferencias en los conceptos”.
  Sobre el final de la charla, se acrecentó un fuerte debate en relación a la privacidad y la no privacidad de datos en cuanto a las búsquedas en la red, y a la personalización y limitación de los datos suministrados al usuario por parte de los las plataformas más importantes de buscadores digitales. Waserman (analista en la firma Google), defendió a rajatabla las políticas internas de la empresa en cuestión y expresó: “Esto no es tan así. Para discutir sobre estos temas hay que investigar muchísimo con anterioridad. Yo creía que sabía todo sobre estos asuntos, pero cuando entré a trabajar en Google me di cuenta que no”.  Blejman se mostró preocupado por este tema y polemizó con Waserman sobre este punto: “Es necesario que Google cree un software que permita al cibernauta encontrar el contenido que desea, pero con criterio y sentido periodístico. La personalización de los datos obtenidos según el historial grabado del usuario crea burbujas de contenidos que  representan más ingresos económicos a Google, pero que no los transforma en un servicio social, como dicen que son”.   




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